domingo, 26 de mayo de 2013

Los voluntarios hablan: "Una experiencia útil"


Este proyecto me parece una genial idea, no solo por el objetivo de que las lechuzas se queden en la Vega granadina (que es lo principal), sino que también veo perfecta la manera de llevarlo a cabo. La decisión de escoger a alumnos de biología y ambientales es estupenda, porque nos hace poner en práctica muchos conocimientos teóricos, además de aprender muchísimas más cosas que solo se conocen una vez que ya estás en un proyecto. A veces son cosas simples, y por no saber una "tontería" se puede ir todo al traste. Gracias a este proyecto recibimos una experiencia muy buena que complementa nuestra enseñanza de una manera gratificante, y que nos servirá a muchos en un futuro... ¡¡¡Vamos Tyto¡¡¡

Entrada escrita por Sergio Ávila, voluntario del proyecto.

jueves, 16 de mayo de 2013

Cámara de videotrampeo

Ayer recogimos estos vídeos de la cámara de fototrampeo instalada junto a la caja de hacking. Estas jóvenes lechuzas, con aproximadamente 2 meses de edad, se dan sus primeros paseos en el exterior del nido y comienzan a reconocer el terreno y ejercitar las alas. De momento parece que no quieren llegar muy lejos... ¡pero solo es cuestión de tiempo!




martes, 14 de mayo de 2013

Los voluntarios hablan: "Un lechuzo de laboratorio"

Soy estudiante de 2º de Biología. Entré en dicha carrera porque es lo que quería y mi idea era acabar en un laboratorio entre pipetas, probetas, centrífugas, espectrofotómetros, placas de Petri, microscopios, y sobre todo un gran equipo de investigación… Pero ahora me planteo nuevos puntos de vista.


Es un día normal en clase de Zoología con una profesora singular: “Hola, quisiera hablaros de un proyecto que…” La idea acabó SOBREVOLANDO mi cabeza. No lo dudé y en ella ando inmerso. El Proyecto Sobrevolando, organizado y dirigido por estudiantes, es una experiencia para estudiantes. De forma simple pero estudiada y con un poco de pasión por la naturaleza surge un plan, un plan al que ya solo le falta el compromiso, pues toca hacer de “papás”.

Con la ilusión de ayudar en algo en lo que creo tengo que ir cada sábado y dedicar unas 2h de mi vida para alimentarlas (hasta que se valgan por sí solas), el resto de días van amantes como yo. Y este esfuerzo colectivo hará que en un futuro mas gente pueda apreciar a estos bichos sin tener que irse muy lejos de su casa en la ciudad. En esta ocasión ocurre en mi ciudad pero podría ser la tuya la próxima vez.

Escribo porque aun siendo una futura "rata de laboratorio", este proyecto me convenció por su simpleza y porque es una experiencia en la que cualquier amante de la vida debe ocupar un papel. Y además porque si eres biólogo y tienes tan seguro que quieres ser "de bata”, nunca te cierres, disfruta todo lo que te ofrece la carrera, que además te servirá para tu futuro como persona y como profesional.

Si hay algo seguro que me llevo de mi experiencia, es confirmar que cerrarte de mente equivale a perder para siempre sentimientos, ideas, nuevas ventanas de un solo uso.

I Love TYTO
¿Y tú?

Entrada escrita por Adrián García Moreno, voluntario del proyecto.

sábado, 11 de mayo de 2013

Habitantes de la Vega: el gorrión molinero

El siguiente habitante de la Vega es difícil de observar y más aún de diferenciar. Se trata del gorrión molinero, Passer montanus, un esquivo compañero del camino que nos lleva hasta la zona del hacking.


Podemos encontrar a esta pequeña ave buscando grano o pequeños invertebrados entre los campos de la Vega, ya que habita zonas cultivadas, márgenes de bosques, la proximidad de huertos, regadíos o extensiones de cereal y corrales, donde busca oquedades para criar. No esperéis recibir su visita mientras disfrutáis de un paseo por el parque, o sentados en cualquier plaza, ya que a diferencia de sus primos más comunes tienden a evitar las zonas urbanas.


El gorrión molinero se considera una especie prácticamente sedentaria; es decir, vive todo el año en la misma zona y no suele realizar migraciones para criar o pasar el invierno en otro lugar. A lo largo del año se suelen ver formando bandos mixtos con otros gorriones, e incluso con jilgueros y verdecillos, habitantes también de la Vega; pero cuando llega la época de cría, que se extiende desde abril hasta agosto, estos grupos mixtos se disuelven y se dedican a formar parejas. Construyen nidos cerrados usando hierbas secas, paja y tallos, y tapizados con plumas. Pueden realizar hasta tres puestas (de 4-6 huevos) cada temporada, en las que ambos sexos arriman el hombro para sacar adelante a los polluelos... ¡que abandonan el nido tras solo 15 días!

Gorrión molinero (izquierda) y común (derecha)

¿Pero cómo distinguimos a este pajarillo de su pariente más cercano, el gorrión común? Debemos fijarnos en la parte superior de la cabeza (denominada píleo), de color pardorrojizo; en el menor tamaño del babero negro; y especialmente en sus mejillas manchadas de hollín. Otro dato importante es que no hay diferencias entre machos y hembras, como sí ocurre con el gorrión común. Por lo que si vemos un “grupo de gorriones” en el que todos nos parezcan machos, debemos apuntar bien con nuestros prismáticos y fijarnos con atención… ¡quizá estemos ante los peculiares gorriones molineros!

Escucha su sonido  

domingo, 5 de mayo de 2013

Habitantes de la Vega: el abejaruco

La vega granadina se carga de colores amarillos, verdes, azules y anaranjados durante los meses de abril y mayo. Y no nos referimos a las pequeñas flores que tapizan el campo, anunciándonos la llegada de la primavera, si no a unos majestuosos visitantes estivales que deciden asentar su galería de amor en los cortados más arcillosos de la provincia.


Hablamos del abejaruco europeo, Merops apiaster. Esta especie del Orden de los Coraciiformes no es difícil de ver durante el paseo realizado todas las semanas por los voluntarios del proyecto, atravesando la vega, en dirección al hacking para realizar las tareas de alimentación de las lechuzas. Durante estos meses esta especie podrá verse en pequeños bandos realizando sus característicos vuelos circulares, atrapando insectos alados como las abejas o libélulas que zumban sobre los campos, las cuales formarán horas después una pequeña egagrópila negra digna de un joyero.

Cortado repleto de nidos de abejaruco

Estas aves se pasarán el día entero buscando pareja, y posteriormente un lugar óptimo para realizar su peculiar nido. No hay taza, ni enramados, ni pequeños nidos casi desechos propios de una tórtola. Tras tres semanas, macho y hembra son constructores de una obra de arte. Una galería hecha a base de pico y pico de hasta un metro de profundidad, acabada en una pequeña cámara, donde aguardarán ansiosos de insectos unos 5 pollos de abejaruco que aún desconocen la larga travesía que les espera.


Con la llegada del otoño dejaremos de apreciar su canto a última hora de la tarde, ya que de manera totalmente instintiva, los abejarucos comienzan una larga hazaña: volver a sus cuarteles de invernada africanos, para pasar el invierno de forma más llevadera que en los fríos campos españoles. El hueco que dejan los abejarucos en invierno es ocupado por petirrojos o colirrojos tizones... ¡¡La Vega siempre está cargada de vida!!


Escucha su sonido  

jueves, 2 de mayo de 2013

El comienzo

Hace ya más de una semana que echó a andar el proyecto. Seis pollos de lechuza provenientes de Brinzal, centro de recuperación especializado en rapaces nocturnas, fueron bautizados y colocados en su nuevo hogar: nuestra caja de hacking. Fue un día de celebración y aprendizaje, en el que los voluntarios pudieron tener un contacto real y cercano con aquello que hasta el momento solo habían sido palabras y bonitas fotografías; haciéndolos partícipes de algo tangible, de una ilusión transformada en pequeños seres recubiertos de plumón cuyo bienestar era ahora responsabilidad de todos.


Era importante que estuviéramos ahí: era seguramente la primera y única oportunidad de ver a nuestras lechuzas de cerca. El objetivo de usar la crianza campestre como técnica para reforzar la población no es otro que facilitar la incorporación de las aves al medio, facilitando su desarrollo en un entorno lo más natural posible y con la mínima intervención humana. Por ello se alimentan de manera que no nos vean, evitando que nos asocien con la comida, y limitamos nuestra presencia junto al nido a la necesaria para el correcto seguimiento de los pollos. Desde el momento en que los pequeños son colocados en la caja de hacking, no volveremos a abrirla ni a tener contacto directo con ellos a menos que sea estrictamente necesario. Unas mirillas nos permiten vigilar el interior del nido desde fuera, una cámara registrará los vacilantes correteos de los pollos fuera de la caja, y unos buenos prismáticos nos ayudarán a seguir sus primeros vuelos desde algún lugar cercano.

Fue el primero de los muchos atardeceres que pasaremos en la Vega velando por sus nuevos inquilinos, pero el trabajo no comenzó ese día. Hay mucho que hacer antes de ese momento: ideas, estudio, preparativos, permisos y otros pormenores que serán explicados en una próxima entrada.