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Foto: Karen Arnold |
El mochuelo, ya esté entre cipreses o en bajos oteaderos, nos posibilita y allana el camino hacia su identificación gracias a su lastimero y felino reclamo. Es muy común la comunicación entre parejas, en la cual cuando un individuo proclama su amor a los cuatro vientos, el otro enseguida contesta (si es correspondido, claro). El canto de estas pequeñas tiene, además, un papel fundamental a la hora de delimitar sus territorios. En consecuencia, al escuchar un reclamo que no les es familiar, enseguida se sienten amenazadas y responden fuerte, alto y claro a los posibles usurpadores.
Escucha su sonido
Aunque de hábitats variados, suelen tener preferencia por zonas de cultivo y laboreo, olivares y dehesas, donde insectos en primavera y roedores en invierno son la clave de su sustento. Con tanto romanticismo no tienen tiempo de hacer nidos, así que aprovechan huecos en árboles, en edificios o en madrigueras, para poner sus huevos, de 3 a 5, blancos y elípticos. Durante la incubación, el macho alimenta gustosa y placenteramente a su eterna amada. Son aves sedentarias, y suelen tener la misma pareja durante toda su vida.
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Foto: Trebol-a |